Mira desde la ventana arrimándose a la niebla, el rostro reflejado en el vidrio es lo único visible que se podría llegar a advertir. Lleva horas en esa posición, inmóvil. Quienes le cuidan hacen guardia desde el primer piso y suben solo a dejar comida y ropas junto a la puerta.
A cerrado con llave y todos los días desde que partió se coloca a observar